Todas las grandes aventuras, también las digitales, empiezan con una intuición, quizá con una emoción. Un día cualquiera de hace cuatro o cinco años, por ejemplo, nos levantamos en Primavera Sound con un pálpito: no tenía sentido que todo el conocimiento musical que manejábamos en nuestro día a día solo se materializase y abriera a todo el mundo en una fechas muy concretas de la temporada de actuaciones en directo. Queríamos compartir todo el año y con todo el mundo la música que escuchábamos para preparar el festival. Primavera Sound 24/7, 365 días al año. Y quizá porque no encontrábamos en nuestros alrededores radios que estuvieran en sintonía con nuestra manera de entender la música (desde el eclecticismo radical, nos han dicho que es esa manera y… puede que incluso nos hayan dicho bien) decidimos iniciar la aventura de Radio Primavera Sound a finales de 2018.
La idea inicial tenía el componente romántico que poseen todas las ocurrencias nacidas de la memoria sentimental. Imaginábamos una radio como aquella con la que aprendimos a disfrutar de la música cuando ni se nos pasaba aún por la cabeza que un día estaríamos montando festivales de alcance internacional. Es decir, era una idea-emoción sincera, con todo lo que supone eso de ilusión a fondo perdido, de “what if…?” apasionado. Ok, ese era el qué. Ahora faltaba el cómo. Y el cómo fue el que nos condujo hasta el presente. RPS iba a nacer como una radio online, o así la definimos nosotros, para rápidamente adaptarse a sus tiempos y convertirse en una productora de podcasts. Una veloz evolución que, en cualquier caso, siempre se sintió natural. Quizá porque la adaptación siempre es más fácil si se tienen primero las ideas editoriales (los contenidos, la materia prima, la visión…), y luego el canal al que adaptarse. Es una perogrullada, pero la transformación digital de contenidos siempre es más sencilla si… hay contenidos.
Hoy miramos los números del fenómeno podcasting (“La edad de oro” de los podcasts, según definición de Spotify en 2019) y nos sentimos orgullosos. Y no tanto porque la exitosa actividad de RPS (3.800.000 escuchas, más 5.500.000 plays, en 2020) nos garantice oportunidades para que el universo Primavera Sound tenga presencia y visibilidad todo el año tanto a nosotros como a todos los sponsors (SEAT, Heineken, Lotus…) o se amolde en unos indicadores que tan bien quedan en los gráficos de un keynote. Sentimos que hemos hecho lo correcto porque los datos post-pandemía dicen que un 38% de oyentes de podcasts los empezaron a escuchar durante el confinamiento y a día de hoy un 47,1% de los internautas de España aseguran que escuchan podcasts cada día desde 2020. Es decir, que sabemos que, cuando más se nos necesitaba, hemos hecho compañía, hemos sorprendido, hemos entretenido explicando historias y hemos sido didácticos dando voz a diferentes maneras de pensar. La radio de antes ahora es otra, claro, pero la de ahora (ubicua, screenless, abierta a la experimentación, íntima, muy de nicho, accesible bajo demanda, sencilla, libre y poco costosa de producir…), con todas sus diferencias, satisface las mismas necesidades. Y eso es exactamente lo que buscábamos cuando sentimos por primera vez aquel pálpito hace cinco años.
Quizá por el retorno intangible tan positivo de la experiencia RPS, desde Primavera Sound quisimos en otoño de 2020 ampliar el universo PS embarcandonos en la transformación digital de otro medio, en este caso el de la revista Rockdelux; muerta en mayo del año pasado tras 35 años de existencia en papel, y resucitada como publicación online para suscriptores en diciembre de 2020. Rockdelux, la cabecera que todos los que formamos el equipo de PS íbamos a buscar al kiosco con liturgia religiosa, como si fuera una guía sentimental-espiritual, no podía desaparecer así como así. Durante años habíamos mantenido una relación muy estrecha entre revista y festival (yo mismo era un colaborador habitual): habían sido curators de la programación artística, habían tenido un escenario (el más prestigioso de todos, ni más ni menos: el Auditori del Parc del Fòrum), habían sido nuestra familia. Algo se rompía en nuestro interior si Rockdelux dejaba de existir.
Así que siguiendo nuevamente el dictado del idealismo, re-imaginamos Rockdelux como una revista online con varias ideas claras en mente: aunque Primavera Sound aparaguara esta reencarnación, la independencia editorial y de criterio de la publicación debía permanecer intacta. De otra forma, no hubiera sido ni creíble ni interesante ni atractiva. No hubiera sido Rockdelux, vaya. De nuevo, primero los contenidos, luego la manera de hacerlos llegar al público.
Con cerca de 2000 suscriptores anuales y 30.000 registrados en poco más de medio año de vida online, Rockdelux resucitó bajo el lema “igual, pero diferente”, que debería ser el motto de toda transformación tecnológica vinculada a los contenidos. Los fans de siempre de la revista, su legado, se ha adaptado también con naturalidad a un presente que no pasa ya por la imprenta, sino por la pantalla del móvil, la tablet o el ordenador. El rol de prescriptores culturales, de periodismo musical alérgico al clickbait y a la lectura fast-food, que siempre guió la trayectoria de Rockdelux, permanece intacto. Y el vínculo emocional entre productores de contenidos y consumidores de esos contenidos también.
Tanto el caso de Radio Primavera Sound como el de Rockdelux nos arrojan a nosotros mismos, Primavera Sound, varias moralejas. Cualquier expansión de nuestro universo debe tener autonomía, atractivo y sentido por sí mismos, no por estar ligados a PS. Porque, al disponer de dos medios de comunicación tan vinculados a nuestra actividad, sobrevuela la tentación de convertirlos en nuestro BOE, en nuestro canal oficial de informaciones. Y no. La lección aquí es otra. Al margen de sinergias, que obviamente también las hay, en la medida que cada uno de estos dos medios cree su propia identidad, su propia comunidad, se ampliará y enriquecerá también la identidad y la comunidad de Primavera Sound. Nuestra visión de la música, de la cultura, se ensancha, esparce y diversifica gracias a Radio Primavera Sound y Rockdelux. Nuestro engagement, pero también nuestra relación afectiva, casi íntima, con nuestro público se estrecha cada vez que alguien se pone los Airpods para escuchar un podcast de RPS o hace scroll en la pantalla de su móvil leyendo un contenido de Rockdelux. Formamos parte, de alguna manera, de sus vidas y, queremos pensar, que hasta cierto punto incluso ayudamos a que sean mejores. Esa era la idea.