En 1994, ‘The New York Times’, ‘Los Ángeles Times’ o ‘The Washington Post’ estrenaron su versión digital. ¿Cuándo crees que se publicó el primer periódico digital en España? Los pioneros en estas tierras fueron ‘El Periódico de Cataluña’ o ‘El Mundo’ y lo hicieron ese mismo año.
Sí, en 1994 ya había versiones digitales, hace poco menos de 30 años. Los periódicos son la industria que más rápido y profundamente ha adoptado la digitalización, posiblemente ninguna otra industria ha innovado tan rápidamente y ahondado en la digitalización.
Ahora, con la pandemia del Covid-19 se habla de digitalización empresarial, del teletrabajo y de aprovechar los datos. Pero los periódicos llevan digitalizados desde la década del 2000, unos 20 años antes que el resto de las empresas. Es un orgullo haber sido testigo privilegiado de esa transformación. Por ejemplo, en 2010 un grupo de comunicación español encargó a Sourtech que el CMS -el software de gestión de noticias que usan todos los medios digitales- tuviera acceso remoto, para que los redactores y articulistas no tuvieran que viajar a la redacción a la hora escribir una noticia que se ha dado a 30 o 40 kilómetros de la sede.
Debo confesar que no escribo con objetividad. Me ciega la pasión, porque a lo largo de estos años he trabajado para muchas industrias, pero los periódicos digitales me apasionan. Todo se vive ahora. El presente manda, porque mañana ya es tarde. Y ello se traduce en pensar y actuar, reflexionar y mejorar. Nunca parar.
Esta filosofía de vida que tienen los periódicos y periodistas se absorbe por capilaridad en cuanto entras en contacto con ellos. Las fases de programación (que conocemos como la versión beta, alfa, etc.) en los medios se diluyen. ¿Confías en tu trabajo? Implántalo y ten un plan de marcha atrás, porque el periódico no te va a esperar. Siempre recuerdo al Director Técnico José Luis Olea, de El Diario Montañés, cuando en medio de la redacción me espetó con aire tranquilo y voz profunda: «Este periódico ha salido a la calle cuando caían bombas, espero que no seas tú el que hoy no nos deje salir a la calle».
Entendí que siempre debíamos tener una línea de tiempo para volver a atrás o incluso hacer a mano aquello que nos disponíamos a digitalizar. Como los pilotos de avión que nunca deben superar el punto de no retorno sin seguridad.
La capacidad de digitalización y de innovación tiene una sencilla explicación, que está en la dureza de la industria de la información. Todas las industrias tienen algunos elementos en común. Planifican la compra de la materia prima, negocian con los proveedores el precio y los plazos de entrega, y almacenan dicha materia esperando a producir. Luego, planificada su producción guardan el producto acabado para ser distribuido, e incluso llegan a gestionar su clientela subiendo o bajando precios. Hoy mismo he leído que Volkswagen limita la venta del modelo I3 a sus concesionarios porque tiene demasiada cola de espera. Sinceramente, no me imagino llamando a un periódico a su Webmaster y a los quioscos para que no entren los lectores.
¿Pero cómo es este proceso de producción en un medio? Un periódico no planifica la compra de la materia prima, ya que las noticias se producen en cualquier momento: sin avisar y sin preguntar. Tampoco puede negociar con los proveedores de noticias -me refiero a los Humanos-. ¡Vete tú a decirle a la selección española que no gane la Eurocopa que te viene mal en estos momentos! Por supuesto, tampoco se pueden almacenar dicha materia prima, las noticias, porque «lo que hoy no publiques mañana no importa una mierda». (Nota: La frase no es mía).
No puedes guardar los periódicos del lunes cargados de análisis deportivos para el jueves porque a nadie le va a interesar.
Tampoco sabes cuántas noticias se van a generar hoy. Se estima, pero a ciencia cierta es imposible saberlo, si hoy el mundo se va a volver loco. Estimas la cantidad de lectores que vas a recibir, repito, se estima y se calcula, pero nunca puedes tener la certeza. Mientras escribo estas líneas tengo al equipo de Sistemas informando que dos noticias de un medio que usa Amura CMS han pasado de 30.000 visitas diarias a 130.000 y no para de subir. Se han viralizado dos noticias y el tráfico es imparable. Y por supuesto tengo al Editor Jefe mandándome WhatsApp diciéndome lo mismo que aquel día en El Diario Montañés: «Mira que la web no se puede caer justo hoy». Este mismo año ni la mismísima nube de Amazon soportó la muerte de Diego Maradona: todos los periódicos de Argentina aquel día cayeron en algún momento del día por la demanda masiva para saber lo que estaba pasando.
Y si todo lo anterior no te ha parecido duro, en la prensa escrita el producto tiene una caducidad de 24 horas: nadie lee noticias de ayer.
Pero los periódicos también llevan en su gen la reflexión. Se analizan las noticias, se estudia la tendencia diaria para determinar qué publicar, se proyectan especiales que se comenzaron a confeccionar semanas o incluso meses antes de su estreno. Poca gente sabe que existe una profesión que es el portadista digital, una persona que vive por y para la portada. Estudia la evolución y disposición del sitio, los clicks, cambia imágenes y texto para llamar la atención del lector e incluso añade o elimina noticias según los deseos de ese usuario. El portadista debe cruzar datos estadísticos, con rigor informativo, objetivos del periódico y deseos del lector.
Es una industria que todos los días se reúne para estudiar los temas del día, se conversa constantemente para lograr una mejora continua, porque tu producto se muere al escribir la primera palabra y debes dar lo mejor de ti mismo.
Esta industria es pura bifurcación, inmediatez y análisis a partes iguales, innovación y tradición en su justa medida.
Y gracias a estas virtudes los periódicos están evolucionado, creciendo, y sin saberlo, posiblemente marcando tendencia para otras industrias. La industria está marcada por una crisis económica sectorial y la búsqueda de nuevos modelos de negocio y de organización empresarial, pero sin perder sus orígenes.
Un medio de comunicación tiene una capacidad capilar y simbiótica para llegar al público e influirlo. No hablemos de masas de personas, sino de audiencia calificada. ¿Quién lee un periódico de León? Leoneses y ya está. Los periódicos lo saben y están evolucionando creando o adquiriendo empresas de sectores que «funcionan» muy bien en el público del medio. Estudiemos a Vocento y su nueva estructura de negocio:
- Shows on Demand, es la promotora de conciertos.
- Media Digital Ventures (MDV) es el primer fondo español de inversión en startups en formato media for equity.
- GELT es la App que ofrece cupones online y devuelve dinero en efectivo.
- Vocento Gastronomía, con eventos por todo el mundo.
- Woman Now web y eventos dedicados a la mujer.
- Turium, enfocado al turismo.
Y no nos olvidemos al Departamento de Negocio Digital, que desde hace años lleva a cabo proyectos de gran éxito económico como ‘GuapaBox’, ‘Oferplan’ o ‘Digital Media Kit’.
Todo parece haber surgido en poco tiempo. Pero el camino de la innovación y desarrollo de negocios Vocento lo abrió en los años ‘90 con ‘Sarenet’ o ‘La trastienda Digital’.
Y poca gente sabe que las promociones en verdad son pura venta cruzada con una fórmula de gran éxito durante largos años: no regalaban un juego de sartenes para vender periódicos, vendían un juego de sartenes con el periódico.
Si me permites una recomendación, estudia a los medios de comunicación en profundidad. Y no lo hagas como el entrenador que todos llevamos dentro. Busca los pasos que han dado, las bifurcaciones en su camino, con sus aciertos y sus errores, pero en ese camino siempre verás innovación, riesgo asumido y análisis de mercado y producto. El periódico no se está muriendo, es constante evolución.
Y recuerda: la evolución es fruto de la capacidad de análisis, de la asunción de riesgos e innovación, una mezcla que a veces resulta extraña a la par que reconfortante.
No hay forma más hermosa de describir a nuestra industria como el título de la obra de Jorge Luis Borges: «El jardín de senderos que se bifurcan». Allí no hay tiempo uniforme ni absoluto, no hay pasado ni futuro. Hay infinitas series de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o se ignoran. Todas esas posibilidades se dan en sólo tiempo: el presente. Y allí estamos nosotros.