El futuro de tu música

Por: <br><strong>Juan Bermúdez Tejero</strong>

Por:
Juan Bermúdez Tejero

Softwares que sugerirán melodías, arreglos incluso letras a los productores del mañana; lanzamientos de tokens NFT con los álbumes; entradas a elegir entre el directo, el live-streaming VR y el SVOD VR; realidad aumentada en tus auriculares…
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Juan Bermúdez Tejero

Disfruta de las listas de reproducción de Juan Bermúdez en Spotify

TRÈS MODERNE

EN BATA

Trabajo en la industria musical desde hace quince años. Tres lustros en los que sido blanco de las preguntas de curiosos -en su mayoría familiares y amigos- que se han acercado a mí con una sonrisa en la cara y una duda en la cabeza: ¿de dónde sacan dinero los artistas? ¿El reguetón ha llegado para quedarse? ¿Me puedes conseguir entradas para Coldplay? 

 

Con este artículo, Bifurcaciones me ha brindado la oportunidad de orquestar mi venganza. Durante semanas he acechado a parientes y conocidos, para devolverles la moneda y preguntarles por el futuro de la música. Todas las respuestas han seguido el mismo patrón: silencio, mirada indignada y retahíla de clichés. No sé si la muestra era demasiado homogénea o mi pregunta sesgada, el caso es que hay tres ideas que se repiten. Las tres están bien abordadas, pero son erróneas.  

 

Los ordenadores no van a generar la música del futuro, nadie se va a someter a una operación de neurocirugía para escuchar música directamente en su cerebro y sobre todo, el algoritmo no va privarnos de nuestra capacidad de elección. El futuro no es distópico, simplemente no sabemos predecirlo. 

 

Vayamos por partes. Ahora mismo, en algún rincón del mundo, hay un grupo de músicos encerrados en un estudio de grabación, componiendo bajo la atenta mirada de un editor. Están creando canciones para uno de ellos o quizás repertorio para un tercer artista. Son los llamados «writing camps». Si recorremos la sala encontraremos latas de bebida energética, un par de bloc de notas, una guitarra y sí, un ordenador. El dispositivo graba la sesión y ayuda al productor a generar bases musicales. Programas como Ableton o FL Studio se han convertido en poco tiempo en herramientas básicas de composición que maximizan el talento de los autores y asisten al productor. No me cabe duda de que en un par de años estos mismos softwares sugerirán melodías y arreglos a los productores del mañana ¡incluso letras! Pinceladas más o menos importantes, dentro de una canción creada por y para humanos. El editor hablará con los autores para cerrar los porcentajes de reparto del copyright generado y adjuntará la información en el archivo de audio, que compartirá con una de las sociedades de gestión colectiva y la discográfica del artista. Esta última programará el lanzamiento del single cruzando los datos de los fans del artista con el momento del mercado, lanzamientos similares, época del año, la temática y el tempo de la canción. 

 

La música es la expresión artística más consumida y una de las más sensibles a los cambios tecnológicos. Desde que subes al coche para ir al trabajo, hasta que te quedas dormido viendo una serie, estás escuchando música. Si lo piensas, el momento de consumo no ha cambiado mucho en las últimas décadas, pero sí el modo de recibir el estímulo. Hemos dejado a un lado los CDs y ahora escuchamos nuestras canciones favoritas en Spotify. La plataforma sueca solo contabiliza como «escucha» las reproducciones de más de 30 segundos. Podemos afirmar que desde la irrupción de la plataforma de streaming, los artistas procuran adelantar los estribillos de sus canciones para acumular «escuchas» y así engrosar sus liquidaciones de royalties; mientras que los sellos han centrado sus esfuerzos en el lanzamiento de singles, que intentan incluir en las playlist más escuchadas. El streaming solo es la penúltima revolución, hace unos meses Kings Of Leon lanzaron tres tipos de «tokens no fungibles», y la subasta de los NTF de su nuevo álbum recaudó cerca de 2 millones de dólares.

 

A pesar de las pandemias, el directo no va a dejar de existir. Como sapiens necesitamos cantar y bailar con nuestros coetáneos, es algo atávico, liberador y difícil de explicar. Las restricciones derivadas de la Covid-19 han acelerado el desarrollo y consumo de live-streamings de pago. Por otro lado, se han dado pasos de gigante en el sonido 3D que sumados a la tecnología de realidad virtual, mejoran la experiencia del usuario. En un futuro muy cercano, las empresas de ticketing ofrecerán al menos tres tipos de producto: directo, live-streaming VR y SVOD VR.

 

Dejemos de hablar del cómo y cuándo y vayamos a lo mollar, la música. ¿Qué va a escuchar el fiel lector de Bifurcaciones en la década de los 2030? Sinceramente no sé quién va a ganar la carrera del streaming. Está claro que Spotify está muy bien posicionado, pero los GAFAS le pisan los talones. Mientras que Spotify tiene muchos usuarios y pocos clientes de pago, Amazon Music tiene muchos suscriptores -vía Amazon Prime- pero pocos usuarios. La compañía de Bezos se ha aliado con artistas y sellos para generar contenido propio de calidad, y así ganar adeptos. A su vez, Google tiene una posición dominante con Youtube, la plataforma de video ha convertido los videoclips en uno de sus motores de crecimiento. Además ha lanzado Youtube Music, en la que incluye vídeos y video-lyrics, todos enmarcados en playlist. Apple ha dejado atrás iTunes, que reproducía archivos MP3, para centrarse en Apple Music -una plataforma muy similar a Spotify-. Al mismo tiempo, ha apostado por los AirPods que tras su coartada de reproductores musicales, esconden una herramienta muy potente de realidad aumentada. FaceBook, ahora Meta, ha aprendido de TikTok y está centrando sus esfuerzos en desarrollar la pata de Instagram Stories y Reels, ambas dependen y potencian el consumo de música. 

 

Gane quien gane la carrera del streaming, en la década de los 30 necesitaremos estar informados y escuchar música. Por lo que cada día cuando nos despertemos -cinco minutos antes de que suene el despertador- entraremos en nuestro perfil de audio-streaming e iniciaremos nuestra «secuencia favorita»: resumen de prensa, el podcast de Bifurcaciones y música. El menú «música» nos ofrecerá “«novedades, mood y escuchado con frecuencia». Sin dudarlo seleccionaremos «mood». Esa lista bebe de las canciones que tenemos en rotación desde hace años y simplemente selecciona las que cuadran -por temática y tono- con nuestra actividad intelectual actual, las noticias que acabamos de escuchar y con nuestro estado físico. De la misma manera que tu cerebro no sabe cuándo va a sonar el despertador, el algoritmo que ha generado esa lista de reproducción tampoco sabe qué quieres escuchar, pero ambos conocen tus hábitos e intentan ayudarte en micro-decisiones. Esto es importante: podrías haber remoloneado en la cama cinco minutos más y desoír las sugerencias musicales del algoritmo.

 

Querido lector, supongo que hace tiempo que no sales y que a pesar de pasar horas frente al ordenador escuchando música, no encuentras el momento de crear playlists ni explorar «novedades viernes». Seguramente sigues escuchando con devoción RadioHead, Los Rodríguez, Arcade Fire e incluso Daft Punk y de vez en cuando haces el esfuerzo de sintonizar los 40 Principales en el coche -sólo en trayectos cortos-. ¡Es hora de renovar tu librería musical y de demostrarle al algoritmo que estás preparado para el futuro! Al final de este artículo encontrarás un par de códigos QR que te llevarán a dos listas de reproducción. Espero que las disfrutes y te ayuden a comprender el presente y futuro de la música.