Para muchos de nosotros, el trabajo y la tecnología son dos cosas que están íntimamente relacionadas. Y con esto, no me refiero solamente a trabajar en el ámbito de la tecnología; el acceso al mercado laboral, a una mejor cualificación o, incluso, a nuevas oportunidades profesionales, son puertas a las que podemos acceder a través de portales y apps e, incluso, hay algoritmos que realizan evaluaciones de candidatos.
Las ofertas de empleo en la prensa han dado paso a grandes plataformas como InfoJobs o redes sociales profesionales como LinkedIn en las que también podemos encontrar ofertas de empleo, obtener información de valor sobre los empleadores e, incluso, aprovechar la red de contactos para contactar con el responsable del proceso de selección y, así, promocionar nuestra candidatura.
El mercado laboral ha cambiado y, hoy en día, vemos ofertas de empleo para puestos que hace unos años ni tan siquiera existían y, posiblemente, nos estudiantes de universidad se estarán preparando para ocupar puestos que ni tan siquiera hoy somos capaces de imaginar… en un mundo que se mueve a velocidades exponenciales, la dinámica del mercado laboral también empieza a tomar la misma velocidad y esto, sin duda, es un gran reto.
Adaptarse o morir. Formarse y mejorar tu empleabilidad o quedarte fuera del mercado.
Según el estudio “Job on the rise” publicado por LinkedIn, la pandemia ha acelerado algo que ya veníamos viendo: la digitalización de todo tipo de empresas y sectores. Por tanto, esta aceleración de la digitalización trae consigo el requisito de nuevas habilidades en los empleados y en su dominio de la tecnología.
De hecho, según este estudio de LinkedIn, en los próximos 5 años se generarán 150 millones de nuevos empleos tecnológicos en ámbitos como, por ejemplo, la inteligencia artificial, la creación de contenidos digitales, la economía verde, o la salud.
Pero, esta transformación del mercado o, como definía el economista austriaco Joseph Schumpeter como “olas de destrucción creativa”, estas nuevas tecnologías y modelos de negocio vienen a destruir los viejos paradigmas y esto, por tanto, acaba reconfigurando el panorama laboral.
¿Y esto qué quiere decir? Que los trabajos que aportan poco valor, tarde o temprano, serán asumidos por robots y algoritmos y habrá que reciclar profesionalmente a todas estas personas cuyo trabajo, con el tiempo, tenderá a desaparecer. Según comentaba José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, en una conferencia el pasado mes de octubre, “hasta el 33% de los trabajadores tendrá que reformarse en 2022”.
Por tanto, para poder surfear esta ola y que no te termine arrastrando, hay que aprender a surfear… perdón, hay que aprender a programar y adaptarse a un mundo cada vez más tecnológico y, aunque pueda parecer una redundancia, la tecnología también puede ayudarte a aterrizar en este sector.
Si tienes inquietud por formarte, eres autodidacta y te quieres iniciar, plataformas como FreeCodeCamp te ofrece retos con los que ir aprendiendo a tu aire e iniciarte en el mundo de la programación. Sin embargo, hay veces que necesitamos guía y una formación algo más reglada y aquí también hay un amplio abanico de posibilidades, incluso en español (aunque según me dijo una vez Daniel López, cofundador de Bitnami, startup sevillana adquirida por VMWare, el mejor lenguaje que debe aprender un desarrollador es el inglés).
Además de las conocidas plataformas Udemy o Khan Academy, en las que podemos encontrar cursos de profesores de todo el mundo, también han proliferado los bootcamps o programas intensivos que te pueden ayudar a convertirte en un desarrollador full-stack, es decir, en un profesional todo-terreno capaz de abordar cualquier proyecto de software.
Este es el ámbito en el que operan Keep Coding o Iron Hack y donde, además de convertirte en un desarrollador y de esta forma abrirte nuevas puertas profesionales, también pueden conectar el talento formado en sus escuelas con empresas que necesitan, precisamente, dicho talento técnico.
De hecho, Fundación Telefónica tiene un proyecto vinculado al área de empleabilidad que pone foco en aprender a programar como salida laboral con futuro: el campus 42, aprender a programar sin profesores y resolviendo retos.
No obstante, la formación en tecnología va más allá de la programación y tiene un abanico mucho más amplio de conocimientos y empleos. Iron Hack, por ejemplo, aborda programas específicos sobre UX/UI o ciberseguridad pero, sin duda, uno de los contenedores más completos para formarse en todas las ramas del ámbito tecnológico es OpenWebinars.
Con un modelo de suscripción a lo Netflix, OpenWebinars ofrece cursos para programadores y administradores de sistemas que cubren todas las tecnologías y sistemas que requieren las empresas y, de hecho, es una plataforma utilizada tanto por profesionales que quieren mantenerse al día o mejorar su empleabilidad como por empresas que forman a sus empleados, y los mantienen actualizados, a través de los cursos de esta plataforma.
Y si hay un segmento dentro del ámbito tecnológico que, sin duda, comienza a despuntar y tiene una demanda de trabajadores aún no satisfecha es el de la ciberseguridad. En España hay alrededor de 29.000 profesionales de la ciberseguridad y, sin embargo, se requieren alrededor del triple y, precisamente, el Estado a través del INCIBE quiere desarrollar su propia academia de profesionales para afrontar una demanda cada vez mayor de profesionales en este sector.
Cambiando las reglas del juego: el profesional elige a su empleador.
Esta imperiosa necesidad por los profesionales del ámbito tecnológico ha permitido cambiar por completo las reglas del juego y, sin duda alguna, la pandemia lo ha acelerado aún más. Hay una alta demanda de profesionales y, sin embargo, son éstos precisamente el recurso escaso así que los mejores son los que tienen capacidad de elegir.
Y si a esto le sumamos factores como, por ejemplo, la posibilidad de trabajar en remoto, nos encontramos ante todo un cambio de paradigma.
Según el informe “Jobs on the rise” de LinkedIn, las ofertas de trabajo remoto han aumentado un 440% desde febrero de 2020 y esto es algo que se puede apreciar tanto en la propia LinkedIn como en la proliferación de portales web como Remote First que están especializados en ofertas de empleo para profesionales de la tecnología para trabajar en remoto y donde, además, se filtran y revisan tanto las ofertas como a las empresas.
Y aquí viene otro factor fundamental que está cambiando las reglas del juego: la transparencia y la información. En el sector tecnológico no está bien visto una oferta de empleo que no indique claramente condiciones o salarios; de hecho, hay foros de desarrolladores que vetan ofertas incompletas y hay plataformas como Glassdoor en la que se puede encontrar información de salarios, opiniones de empleados e, incluso, valoración de la empresa desde la perspectiva de su cultura y valores, la proyección profesional o las posibilidad de conciliación que ofrece.
Si a toda esta transparencia e información le sumamos la posibilidad de trabajar desde cualquier parte y que hay empresas que, por ejemplo, pueden pagar un salario de San Francisco a un desarrollador que está en Cuenca, nos encontramos ante toda una revolución del mercado laboral donde es el empleado el que tiene capacidad de elegir y las empresas van a pujar de manera global por el talento.
¿Y si es un algoritmo el que me contrata o me busca trabajo?
No solamente el empleo tecnológico está marcando el mercado laboral, también la tecnología está marcando cómo se gestiona el propio mercado a través de algoritmos, inteligencia artificial y robots (Robotic Process Automation o RPA).
La tecnología ya es transversal a todo el proceso de selección en una empresa: desde difundir una oferta hasta recibir candidaturas, analizarlas o seleccionar a los candidatos.
Pero, sin duda, la Inteligencia Artificial y los algoritmos son los que más impacto están teniendo en este proceso y, precisamente, esto es lo que señala un análisis publicado por el Adecco Group Institute en el que señala que la mitad de las compañías que usan IA en sus procesos de selección, lo hacen para aumentar su eficiencia y dedicar el tiempo de las personas de recursos humanos solamente en los mejores candidatos.
Aunque, claro está, eliminar el factor humano de la ecuación tiene también sus riesgos porque los algoritmos, al final, están programados por personas y pueden llegar a tener sesgos, tal y como le pasó a Amazon en 2014 cuando probó de manera experimental la IA aplicada a la selección de personal.
Pero también los algoritmos y la tecnología pueden allanar el camino a la hora de encontrar un empleo y acelerar el papeleo antes de una incorporación y esto es, precisamente, lo que ofrece hoy JobandTalent en el segmento del mercado laboral que requiere flexibilidad en la contratación de personal.
Y tampoco tenemos que olvidar lo bueno y lo malo que nos ofrece Internet a la hora de buscar empleo: redes sociales, blogs, newsletters… plataformas con las que podemos generar imagen de marca (tanto buena como mala) y que siguen siendo lugares en los que los “cazadores de talento” siguen ojo avizor y puede suponer también una puerta a nuevas oportunidades.
Las olas que genera la tecnología están ahí y se acercan cada vez más, sin duda, tenemos que aprender a surfearlas.