Este es el camino

Por: <br><strong>Guillermo de Haro</strong>

Por:
Guillermo de Haro

La IA puede personalizar de manera eficiente y rentable las experiencias de aprendizaje. Analizando patrones de aprendizaje individuales, los algoritmos de IA pueden adaptar materiales y técnicas de instrucción para que coincidan con las necesidades y preferencias específicas de cada estudiante.
Por: <br><strong>Guillermo de Haro</strong>

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Guillermo de Haro

La inteligencia artificial (IA) ha surgido como una fuerza disruptiva en varias industrias, y el campo de la educación no es una excepción. Con su capacidad para procesar grandes cantidades de datos, analizar patrones y hacer predicciones, la IA tiene el potencial de revolucionar la educación de muchas maneras. Gobiernos e instituciones educativas de todo el mundo están decidiendo qué enfoque es el más adecuado ante los retos que supone esta revolución tan abismal.

Una de las principales preocupaciones es el posible sesgo en los algoritmos de IA. Si los sistemas de IA no están debidamente entrenados o programados, pueden perpetuar sesgos y desigualdades existentes. Esto podría cruzar la línea que debería ser un muro impenetrable y que separa la educación del adoctrinamiento.

Otra preocupación es el desplazamiento potencial de educadores. Ya hemos vivido esto antes. La aparición de otras tecnologías enfrentó el mismo pensamiento ludita, con éxito. Si bien la IA puede automatizar ciertas tareas, no puede reemplazar cualidades humanas esenciales. Igual que los libros, las calculadoras o las hojas de cálculo, internet y la Wikipedia, las herramientas basadas en IAs deben verse como complementos valiosos que se deben utilizar de manera apropiada.

Muy importantes también, son las preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos. Los sistemas de IA se basan en grandes cantidades de datos, y cuando proporcionamos fuentes, información, recursos, debemos ser conscientes de las implicaciones. En este sentido, la legislación y la tecnología se enfrentan una vez más, como ocurrió con los medios sociales.

Pero sobre todo estas tecnologías ofrecen grandísimas ventajas en el campo de la educación. En primer lugar, la IA puede personalizar de manera eficiente y rentable las experiencias de aprendizaje. Analizando patrones de aprendizaje individuales, los algoritmos de IA pueden adaptar materiales y técnicas de instrucción para que coincidan con las necesidades y preferencias específicas de cada estudiante. Este enfoque personalizado debería mejorar el proceso de aprendizaje de los estudiantes.

En segundo lugar, la IA puede proporcionar retroalimentación y evaluación en tiempo real. Paradójicamente uno de los mayores retos es, evaluar a alumnos que tienen acceso a potentes herramientas que generan contenidos enfocados mediante el uso de IA. ¿Son suyos los trabajos o se los ha generado una herramienta tecnológica? Esto ya lo vivimos con la llegada de Internet, resuelto en parte con la aparición de herramientas de análisis de similitud de textos, como Turnitin, que ya incorporan también detección de uso de IA. Pero es que además los educadores podemos evaluar instantáneamente el desempeño de los estudiantes y proporcionar comentarios específicos. Virtual Speech es una startup que lleva estos conceptos al campo de las entrevistas de empleo, o las presentaciones de proyectos. Este circuito de retroalimentación inmediata permite a quién lo utilice, identificar áreas de mejora de manera neutra y eficiente. Los algoritmos de IA pueden identificar brechas de conocimiento y sugerir recursos relevantes de entre su inmensa base de referencias, para mejorar la comprensión y el aprendizaje. Sería como volver a los tutores y mentores unipersonales que mantenían en la antigua Grecia y Roma las clases pudientes.

En tercer lugar, la IA puede facilitar tareas administrativas eficientes. Desde abril de este mismo año 2023 en los preprogramas Máster de la IE School of Science and Technology se enseña a los alumnos a utilizar herramientas de Open IA para depurar código. No hay nada más frustrante durante el aprendizaje que quedarse bloqueado en una parte del proceso básica y sencilla, sin saber cómo avanzar. La solución antiguamente era pedir ayuda a un compañero más versado en la materia, esperar a la siguiente sesión de clase para que el profesor lo revisara o simplemente, abandonar. Ahora, el propio Sam Altman confesaba en su visita a IE que utiliza ChatGPT en su día a día para depurar código mientras programa.  

Estas herramientas pueden reducir en cantidad significativa de tiempo las tareas administrativas, liberando el tiempo para tareas de mayor valor añadido para los alumnos. Con procesamiento del lenguaje natural y reconocimiento de voz hay sistemas que pueden responder a las consultas de los estudiantes y acelerar el aprendizaje independiente. Los sistemas de tutoría inteligentes pueden proporcionar experiencias de aprendizaje adaptativas e interactivas. Las tecnologías de realidad virtual, inmersiva y aumentada pueden crear entornos educativos diferenciales, como los diseñados por nuestro Immersive Task Force. 

La inteligencia artificial tiene el potencial de revolucionar la educación por múltiples vías. Pero al final siempre hace falta un visionario, un campeón y una solución a cada problema aplicando tecnología para crear casos de estudio multimedia, o diseñando la formación blended. Algo que llevamos haciendo en IE University desde hace 50 años.