Si hay un tema del que se habla de manera continua este año es de la IA o Inteligencia Artificial y el impacto que tiene y va a tener en los negocios y en nuestras vidas.
IA que genera imágenes o vídeos como Midjourney o DALL-E, retoques de imágenes como los que acaba de incorporar Adobe en Photoshop, Chat GPT que es capaz de responder cualquier pregunta o generarnos textos completos para trabajos, informes o presentaciones, aplicaciones que generan páginas web completas con tan solo decirles el tema o, incluso, plataformas que generan presentaciones completas tras indicarles de qué queremos hablar en una conferencia… todo esto que nos parece ciencia-ficción se ha colado en nuestro día a día y en los temas de conversación de personas y empresas de todo el mundo.
Reconozco que me resulta curioso que la IA sea un tema de 2023 cuando, en realidad, lleva presente en nuestras vidas mucho más tiempo de lo que nos imaginamos.
De hecho, la expresión “inteligencia artificial” fue acuñada formalmente en 1956 durante la Conferencia de Dartmouth y el primer lenguaje de programación, el Lisp, se desarrolló en 1958. Seguro que muchos recordarán al maestro de ajedrez Garry Kaspárov jugando contra el Deep Blue de IBM a finales de los años 90 o al supercomputador Watson, también de IBM, concursando en el programa Jeopardy! de la televisión estadounidense o el AlphaGo de Google ganando a uno de los juegos de estrategia más complejos que existen, el Go, en 2015.
ChatGPT nació a finales de 2022 y en apenas dos meses alcanzó más de 100 millones de usuarios en todo el mundo. Instagram necesitó 30 meses, TikTok 9 meses, WhatsApp 40 meses, Telegram 61 meses, la web necesitó 7 años, la telefonía móvil 16 años y el teléfono fijo necesitó 75 años… sí, los cambios y las adopciones son exponenciales.
¿Entonces? ¿Qué ha ocurrido? Hemos pasado de experimentos y pruebas de concepto a productos y servicios tangibles que están a nuestro alcance y al alcance de las empresas. Hemos dado el salto hacia la accesibilidad y la democratización y esto hace que la IA sea imparable y haya llegado para cambiarlo todo por completo.
No es magia, son algoritmos y el objetivo es acelerar negocios y hacerlos más eficientes
Más allá de DALL-E y ChatGPT, el panorama de la IA no es nuevo y son muchas las empresas que ya se apoyan en algoritmos para hacer más eficientes sus procesos o abrir nuevas líneas de negocio.
Quizás la IA generativa es la que más nos llama la atención porque siempre hemos asociado una componente creativa al diseño o la generación de contenidos y aquí, precisamente, vivimos toda una gran revolución.
Un buen ejemplo en España es Keytrends.ai, una compañía que recientemente cerró su primera ronda de inversión y que ofrece a las empresas una plataforma con la que desarrollar su estrategia de contenidos basándose en datos y apoyándose en Inteligencia Artificial; es decir, no es únicamente una generación de texto automática, es análisis, descubrimiento de oportunidades y tendencias o sugerencias de ideas de contenidos que permiten conectar con los clientes gracias a lo que buscan en la red y lo que hacen los competidores.
Otro caso interesante, muy cercano al uso que solemos dar a Chat GPT, es el de Redacta.me que pone el foco en la generación automática de textos, imágenes, anuncios a través de una serie de plantillas de referencia y la capacidad de generación de GPT-3.5-Turbo.
SeedTag es otra compañía que lleva en esto de la Inteligencia Artificial desde 2014 con foco en la publicidad contextual; es decir, generando anuncios en función del contenido e imágenes del contenedor en el que se va a insertar dicha publicidad. El algoritmo es capaz de leer y entender la semántica de los textos y el significado de las imágenes que aparecen en un contenido web y, de esta forma, diseñar el mejor anuncio posible que capte la atención de los clientes.
Otro ejemplo interesante, y que además lleva ya bastante recorrido, es la malagueña Predictiva con foco en los centros de atención al cliente, los call-centers y los equipos comerciales. Expertos en procesamiento del lenguaje natural, han desarrollado Upbe, una plataforma de “inteligencia conversacional” que analiza la información contenida en conversaciones telefónicas con la idea de medir la calidad de la atención al cliente por vía telefónica y evitar, por ejemplo, la escucha manual de llamadas que solamente permiten alcanzar muestras muy acotadas convirtiendo el proceso en algo nada escalable.
La IA también puede ayudar a los departamentos de recursos humanos de las empresas y buen ejemplo de ello es Erudit, una plataforma que permite conectar las herramientas habituales en la empresa (Zoom, Google Workspace o Microsoft Teams) con el software de recursos humanos y obtener analíticas sobre las personas para detectar quiénes pueden estar quemadas, quién está a punto de marcharse, cómo es el ambiente de la compañía o el encaje de las personas con la cultura de la organización.
Otro caso de uso empresarial es el que aporta Voicit con la promesa de reducir un 70% el tiempo que dedicamos a escribir actas o resúmenes de las reuniones a las que asistimos. En forma de extensión de Google Chrome, Voici se integra con las principales plataformas de videollamadas para extraer la información clave y evitar que tengamos que documentar; de hecho, también permite grabar una reunión y subir el audio para extraer el resumen.
Siguiendo con el procesamiento de la voz, Happy Scribe nace también con el objetivo de ahorrar tiempo a las empresas; en este caso en la transcripción o en el subtitulado de vídeos, proceso manual que ahora pasa a estar en manos de una IA que promete un 85% de fiabilidad y, por tanto, una notable reducción del trabajo manual (relegado ya únicamente a la revisión y corrección final).
OpenAI, la empresa detrás de Chat GPT, ha desarrollado OpenAI Codex, una plataforma que es capaz de programar a partir de órdenes escritas en lenguaje natural. De hecho, esto de que una máquina escriba lenguaje para máquinas es una tendencia cada vez más popular y existen otras plataformas como AskCodi,CodePal o SourceAI que buscan ahorrar tiempo o, incluso, eliminar la necesidad de saber programación.
Esta es la senda que ha seguido una spinoff de la Universidad Politécnica de Cataluña llamada Process Talks, ofreciendo a las empresas un motor para automatizar procesos basada en la inteligencia artificial. Según la compañía, “si puedes explicar el proceso, entonces la plataforma puede crear la automatización del mismo” y, de esta forma, convertir a cualquier empleado en un “programador” de algoritmos que aceleren su trabajo y eviten procesos manuales y repetitivos.
Finalmente, Koanly AI es una herramienta orientada a creadores de contenidos formativos y departamentos de formación de las empresas que lleva la IA a la creación de contenido para plataformas de teleformación y cursos online. La idea es acelerar la creación de los cursos gracias a la creación de esquemas, resúmenes o contenidos estructurados a partir de ideas y, así, bajar el coste de producción de unidades y contenidos didácticos.
La IA también puede ser un gran ayudante para los profesionales sanitarios
Los algoritmos y la Inteligencia Artificial son también una herramienta de gran utilidad para la mejora de la calidad de la asistencia sanitaria. Pueden ayudar a los médicos a hacer mejores diagnósticos y a ofrecer un mejor seguimiento de los pacientes.
En el primer número de Bifurcaciones hablamos de HumanITcare como ejemplo de startup que ofrecía al sistema hospitalario una plataforma con la que realizar seguimiento de pacientes, obtener información de wearables y dispositivos médicos y llevarla al historial clínico y a los sistemas de seguimiento. Esta compañía también se apoya en la IA para generar alertas y, por tanto, optimizar recursos y actuar de manera mucho más precisa cuando los pacientes lo necesitan.
Otro caso en esta línea es Ephion Health que ofrece también un sistema de monitorización de patologías crónicas que se apoya en la IA y en los datos de los dispositivos wearables de los pacientes para obtener métricas del estado de salud de los mismos.
Rehbody está llevando la IA al ámbito de rehabilitación y la fisioterapia a través de una plataforma de ejercicios que, a través de la webcam del ordenador o de la cámara de una tablet, capta cómo está realizando los ejercicios el paciente y evalúa si los hace bien y la evolución que tiene (información que le llega a su fisioterapeuta para que pueda evaluar si hace los ejercicios que le mandó y cómo los hace).
Quibim es una compañía valenciana que lleva años trabajando en el diagnóstico de imágenes y el análisis de datos clínicos con el objetivo de ayudar a los profesionales sanitarios, como los radiólogos, a hacer mejores diagnósticos en fases tempranas. Su modelo predictivo cuenta con más de 100 millones de registros de imágenes de investigación de más de 150.000 pacientes de oncología y, de esta forma, han entrenado a un sistema de soporte que ayuda a detectar patologías de oncología, reumatología o neurología de manera temprana.
Finalmente, vale la pena tener en el radar a Idoven que, gracias a sus más de 1,25 millones de horas de electrocardiogramas, ofrece a los cardiólogos una plataforma capaz de leer e interpretar electrocardiogramas de manera masiva, incluyendo los que puede realizar un Apple Watch y, de esta forma, encontrar anomalías y prevenir infartos u otros problemas futuros.
La IA no es Skynet, es algo real y es una gran oportunidad de negocio
Cada vez más empresas van a adoptar sistemas y plataformas que se apoyan en IA porque acelerarán sus negocios o los harán más eficientes.
Es un sector que está muy activo y los fondos de capital-riesgo han puesto su foco ahí, nacen nuevos fondos como Next Tier Ventures con foco 100% en este vertical y cada vez veremos más operaciones de inversión o compra de este tipo de compañías (como la reciente adquisición de la sevillana Xtreme.ai que digitalizaba menús de restaurantes para empresas de delivery a través de una plataforma que leía documentos PDF o fotografías de menús impresos en papel).