Como sucede en todas las disciplinas, las modas provocan que muchos advenedizos y osados se apunten a ellas con la intención de probar suerte o que otros aprovechen la ocasión, únicamente, como pasatiempo, sin buscar mayor rédito que el del mero entretenimiento, pero tiempo suele ser el tamiz que hace la criba y poco a poco sólo queda lo más relevante, y entre este batiburrillo del universo podcast que ha surgido y que nos inunda, creo que sucederá eso mismo.
La radio es un medio que ha sabido reinventarse una y mil veces y en esta ocasión lo está haciendo de nuevo. El podcast no es más que una estratagema que la radio ha ingeniado para adaptarse a estos nuevos tiempos en los que la gente tiene más donde elegir y decide además cuándo hacerlo, pero en esencia, no deja de ser lo mismo: radio.
Quien debe empezar y creo que ya ha empezado, a cambiar el foco, es el sector publicitario y ese giro va a afectar o está afectando ya fuertemente a la radio convencional. El mismo fenómeno a otra escala se está viviendo, desde hace ya bastante tiempo, en el sector de la información en papel, que agoniza mientras que el periodismo digital aumenta su pujanza. Y mucho más lo hará cuando se encuentre la fórmula de incluir una publicidad no invasiva.
Precisamente, en ese sentido, creo que va dirigiéndose el sector. Tanto el mundo podcast, como el mundo audiovisual, ofrecen a los anunciantes la posibilidad de ser ellos mismos creadores de sus propios contenidos, que no tienen ni siquiera porqué ser estrictamente publicitarios, aunque el mensaje y la marca estén, evidentemente, presentes. Pienso sinceramente, que el futuro de la creación radiofónica y audiovisual va por ese camino.
La radio informativa pura y dura, la noticia del día, la primicia, la inmediatez tienen y tendrán en la radio tradicional el mejor aliado, pero en la realización de contenidos más elaborados el podcast es el destino inevitable. Estoy convencido también de que el consumidor de podcast urbano echa en falta un producto más conciso, más breve, porque si uno repasa la oferta de las plataformas, la gran mayoría de ella es extremadamente larga y va en contra de la movilidad en ciudad. Es decir que se echa en falta la creación de contenidos que no frustren la escucha, al haber finalizado un trayecto en coche, en metro o en bicicleta por la ciudad. Producciones más cortas, que se ajusten a esos tiempos que marca la movilidad en la ciudad son necesarios y, estoy seguro, de que serían muy exitosos.
La radio es, ya lo dijo aquel, como el agua, que siempre encuentra la rendija por la que colarse y por eso fue, es y será, un medio mágico y eterno.