El contexto personal y profesional de cada uno, al final, acaba generando ciertos sesgos cuando analizamos nuestro entorno social y económico.
Cuando llegó la pandemia y nos vimos obligados a adoptar el teletrabajo o la formación remota, muchos pensamos que el teletrabajo y la educación híbrida o a distancia llegaban para quedarse de manera masiva porque, en el sector tecnológico, ya eran habituales estos formatos y funcionaban.
Sin embargo, ahora que vamos recuperando gradualmente cierta normalidad, también estamos viendo el repliegue en algunas empresas en cuanto a teletrabajo se refiere y también la presencialidad en los colegios, en las universidades o en las escuelas de negocio aunque también es cierto que se han abierto las puertas a nuevas oportunidades.
La experiencia de la formación online no significa peor calidad
La tecnología hoy permite el acceso a contenidos de calidad y es un gran motor para democratizar el acceso a formación. Sin duda, es una ola que terminará quedándose porque es una interesante alternativa para adquirir nuevas habilidades y conocimientos con la ventaja de poder hacerlo desde cualquier rincón del planeta, evidentemente, que cuente con acceso a Internet.
Uno de los nichos en los que he visto un rápido cambio es el de las Escuelas de Negocio. Un nicho que, tradicionalmente, se ha basado en la formación de calidad presencial, en el capital relacional de los compañeros de promoción y el alumni de la escuela y que, claramente, posiciona a una escuela con una marca vinculada a una ubicación geográfica y una excelencia formativa.
Pero cuando hay entrantes puramente digitales como Coursera que permiten acceder a programas formativos de las mejores Universidades y Escuelas de Negocio del Mundo que, además, cada vez tienen más aceptación o programas que cambian las reglas del juego como PowerMBA o TurisCool ofreciendo un ritmo de trabajo más llevadero y que combinan los contenidos formativos con las clases magistrales, es hora de adaptarse y aprender a surfear la ola antes que ésta nos arrastre mar adentro.
Hoy en día, si buscamos formación de calidad, podemos plantearnos estudiar en la Universidad de Harvard sin tener que trasladarnos a Estados Unidos. El INSEAD de Suiza también ha apostado por los programas online que atraen a estudiantes de todo el mundo que buscan programas cortos, muy especializados y en escuelas de prestigio; una oferta que nada tiene que ver con un MBA de larga duración y totalmente presencial.
Es un negocio distinto y un servicio distinto que abre al sector un nuevo océano azul, siguiendo con la estrategia que definieron los profesores de INSEAD W. Chan Kim y Renée Mauborgne, que puede que sea el negocio del futuro o una nueva línea de negocio a explotar y que permite llegar a nuevos estudiantes aprovechando las capacidades distintivas de la organización (claustro, marca de prestigio, infraestructuras, etc.).
Esta senda la están explorando en España también escuelas como IE, ESADE o IESE entre otras, complementando así su oferta presencial con programas 100% online y muy especializados; ensanchando así sus fronteras y explorando nuevas oportunidades con alumnos que, quizás, en formato presencial no se decantarían por estas opciones por motivos de ubicación, compatibilidad horaria, recursos económicos, etc.
¿La experiencia de la formación online es distinta? Por supuesto que sí, bajan las interacciones con otros compañeros, hay que establecer alternativas para participar y debatir de manera asíncrona, el networking es totalmente distinto… Quizás, este sea el gran reto a resolver y la gran barrera a derribar; el formato online no es, simplemente, grabar contenidos o dar una clase por videoconferencia, hay toda una experiencia que hay que diseñar alrededor para cumplir con las expectativas de los participantes de un programa.
Es un modelo totalmente distinto de formación al que el alumno se tiene que acostumbrar y, desde el lado docente, también hay que diseñar adecuadamente porque este es el gran reto para que este tipo de formatos y contenidos permanezcan en el tiempo y sean una alternativa más a considerar.
En realidad, la formación online no es nueva, sobre todo en el ámbito tecnológico y va a ser fundamental
Al inicio hablaba de los sesgos porque, en realidad, la formación online está muy vinculada al sector de la tecnología porque éste siempre ha sido demandante de actualización y ha existido tendencia a la autoformación.
Siempre ha habido una fuerte corriente autodidacta en el ámbito de la tecnología, desde los “clubs de hackers” de los 70 como el Homebrew Computer Club que se reunía en Menlo Park y congregó a personajes como Steve Wozniak (Apple Inc), o Adam Osborne (Osborne Computer) a los foros de desarrolladores y, ahora, a los creadores de contenidos técnicos que encontramos en blogs o en YouTube.
Esta evolución natural ha supuesto también una oportunidad para que muchas empresas apuesten por la formación técnica online para sus empleados porque aporta flexibilidad y acceso a contenidos que están, de manera natural, actualizados. De hecho, también es una oportunidad para los profesionales que se quieren reciclar o adaptar a los nuevos retos del mercado laboral o, directamente, quieren cambiar por completo el rumbo de su carrera profesional.
Porque nuestro entorno laboral está cambiando por completo y no hay sector que no demande perfiles tecnológicos para ingresar en sus empresas. Según el informe de Dell “Technologies Realizing 2030: A Divided Vision of the Future”, el 85 % de los empleos que habrá en 2030 aún no existen y en su gran mayoría estarán vinculados al sector tecnológico.
Esta transformación ya está calando en sectores como la banca y, según el informe “The Future of Banking Jobs” elaborado por Funcas, los perfiles tecnológicos serán unos de los más demandados en la banca en áreas como la ciberseguridad, análisis crediticio, especialistas en programación de robots, arquitectos de blockchain o científicos de datos.
Aquí es donde entran en juego compañías como Keep Coding o Iron Hack que ofrecen “cursos intensivos” (o bootcamps) para convertirte en desarrollador y, de esta forma, entrar en el sector tecnológico (donde el talento es demandado y se requieren cada vez más profesionales formados en tecnologías de vanguardia).
En este nicho es en el que también está OpenWebinars con un modelo de suscripción a lo Netflix, con cursos para programadores y administradores de sistemas que cubren todas las tecnologías y sistemas que requieren las empresas.
Cada vez son más los profesionales del sector IT que provienen de otras disciplinas y han cambiado totalmente de rumbo gracias a este tipo de plataformas y oferta formativa; lo cual también supone un gran reto para la Universidad y la Formación Profesional tradicional porque existen alternativas para formarse y conectar con un mercado de trabajo extremadamente activo y en plena ebullición.
¿Y qué pasa con los colegios y las universidades?
Ante todos estos cambios y movimientos, queda bastante claro que la educación y la formación viven una intensa etapa de transformación que va a obligar que los modelos tradicionales también se adapten.
Esto no creo que signifique que toda la educación va a ser online. Sin embargo, sí que creo que va a tener que ser digital o no será; es decir, la tecnología y la digitalización van a tener cada vez más presencia en las aulas porque, además, es lógico que la educación se adapte al propio contexto en el que van a vivir las personas que reciben la formación.
Galicia ha anunciado recientemente una inversión de 120 millones para su estrategia de “Educación Digital 2030” y, de esta forma, transformar sus aulas para adoptar contenidos digitales y caminar hacia una educación híbrida que también lleve las habilidades STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) a las aulas.
No se trata únicamente de llevar tecnología a las aulas, el futuro está en que la tecnología se convierta en una herramienta habilitadora del aprendizaje porque, además, los estudiantes viven en entornos conectados y con acceso a la tecnología; por tanto, hay que usar estas herramientas a favor del aprendizaje.
Un buen ejemplo de cómo usar la tecnología para favorecer el aprendizaje y cambiar las reglas del juego para motivar a los estudiantes es la propuesta de la startup WET Edugames que ya ha trabajado con centros y docentes de Galicia, Madrid o Andalucía para llevar experiencias transmedia (contenidos digitales y contenidos físicos) para resolver problemas o proyectos multidisciplinares en el aula.
La idea es establecer un hilo conductor entre distintas asignaturas (tecnología, inglés o lengua y artes plásticas), trabajar en grupo a la vez que se desarrollan habilidades y competencias como el trabajo en grupo o la creatividad y, además, realizar una actividad que rompe con el esquema tradicional de aprendizaje unidireccional a través de un juego o un role-play.
Por tanto, si el contexto está cambiando y el mercado laboral futuro también va a cambiar, los métodos educativos y formativos también van a tener que cambiar y la tecnología, sin duda, puede ser una gran aliada para ello (y para nada el enemigo).