Editorial del número 18
No excerpt available
La salud atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. La digitalización, los datos y la inteligencia artificial están redefiniendo cómo se previene, se diagnostica y se cuida, tensionando a la vez sistemas, regulaciones y modelos tradicionales. Esta edición explora ese nuevo equilibrio entre tecnología y personas, donde innovar ya no es una opción, sino una responsabilidad estructural.
No excerpt available
Es muy gratificante trabajar en el sector de salud, pues vivimos en un momento donde la revolución digital lo cambia todo y donde vemos las diferencias que hay entre el ayer y hoy prácticamente en tiempo real.
En la sociedad actual, el rol tradicional del médico, dedicado a la atención de pacientes y a mantenerse actualizado, ha evolucionado en muchos casos hacia un espectro más amplio en el que se entrelazan la asistencia, la docencia, la investigación y la innovación tecnológica.
Para nosotros, el hogar del paciente es un punto de cuidado clave (the point of care). Y para que este servicio sea accesible para todos y al mismo tiempo, personalizado, es imprescindible la tecnología.
Los algoritmos de IA pueden procesar gran cantidad de datos de los pacientes, como información genética, historiales médicos y factores relacionados con el estilo de vida, para crear planes de tratamiento personalizados.
Esta nueva era de atención médica que promueve la medicina 3.0 será más centrada en el paciente, más preventiva y más personalizada.
Si la tecnología avanzada en salud está disponible, ¿por qué no observamos su implementación generalizada en el sistema sanitario?
La sanidad digital se convierte así en una herramienta que nos ayuda a que nadie quede atrás y que todos tengan acceso a la atención médica que merecen.
El sector sanitario vive inmerso en una revolución digital en el que el sistema público y actores privados se conectan con un cada vez más activo ecosistema de startups que digitalizan el sector y aportan mejores datos y servicios tanto al sistema sanitario como a los propios pacientes.
El envejecimiento de la población y el aumento de la presión asistencial hacen que cada vez sea más difícil conseguir atención médica de calidad.