U-tad, Centro Universitario de tecnología y arte digital, acaba de cumplir diez años y hasta hace nada, cuando un futuro alumno afirmaba que quería estudiar videojuegos sus padres preguntaban «¿y de esto se vive?». U-tad surgió de la industria, hace ahora una década, para formar a los profesionales de la industria digital como es la de los videojuegos, la animación, la ingeniería del software, el diseño digital, la ciberseguridad, las realidades extendidas, el big data, la matemática computacional o la física computacional.
Mucho ha llovido desde los tiempos del Pong -videojuego de la primera generación de videoconsolas publicado por Atari en 1972-. Hoy en día el desarrollo de un videojuego requiere una gran inversión desde US$ 100M de un Assasins Creed a US$ 265M de un GTA V con equipos de 800 a 1.000 profesionales, apoyados por grandes empresas que cotizan en bolsa, cuyo desarrollo requiere un nivel de sofisticación, conocimiento y especialización desconocido por la gran mayoría de la población.
Para crear un videojuego hace falta talento muy especializado, ya que la ejecución se realiza con motores en tiempo real y cada orden que manda un usuario, o la IA -inteligencia artificial-, o miles de usuarios a la vez, tiene que funcionar a la perfección. Es un engranaje muy complejo que controla cientos de miles de parámetros donde todo tiene que encajar para que funcione al detalle y tenga sentido. En su desarrollo participan infinidad de perfiles, pero el grueso son; diseñadores, programadores, grafistas y productores.
Un diseñador de videojuegos. Es un experto en diseñar la interacción de un humano con cualquier tipo de tecnología, software o hardware, pero con la profundidad de conocimiento para prever y ajustar cualquier tipo de parámetro necesario en un producto vivo con miles de usuarios interactuando y dando órdenes en tiempo real. Y por si no fuera suficiente, tiene que conocer a la perfección al usuario a quién se dirige el producto y además, ¡tiene que ser divertido! Estos profesionales son expertos en diseño de alto nivel por ejemplo de misiones, de mecánicas de juego, de UX -user experience-, de UI -user interface-, de narrativa, de sistemas…
Un programador de videojuegos. Es un ingeniero de software con un gran nivel de especialización y una gran profundidad de conocimiento específico en una de las múltiples áreas que se necesitan; IA, física, simulación, gameplay, Front end, tools…, la lista es infinita. Este profesional tiene como objetivo que el videojuego funcione y responda al aspecto gráfico establecido por los diseñadores y por los grafistas.
Un grafista de videojuegos. Es un artista digital preparado para trabajar en áreas muy especializadas como; animación 3D, VFX (efectos visuales), CharFX (efectos intrínsecos a los personajes, por ejemplo, pelo, ropa, etc.), personajes, entornos, texturas, vehículos, armas, assets, objetos, iluminación… Este perfil es quién decide la estética visual del videojuego.
Un productor de videojuegos. O o más bien, un gran equipo de producción, tiene que tener la capacidad de coordinar el trabajo de estas 1.000 personas, sin perder de vista el presupuesto y el calendario de producción, algo sagrado cuando los resultados de una empresa que cotiza en bolsa dependen de la fecha de lanzamiento de un producto concreto.
La industria del videojuego es un gran motor para la investigación, ya que necesita reinventarse y superarse continuamente; tanto en el diseño innovador del producto como explorando los límites de la tecnología que utiliza, con una necesidad constante de superación. Esto se consigue gracias a la profundidad de conocimiento de cada área específica y al trabajo de investigación y de superación constante en equipo.
En los años 80 y 90, en pleno crecimiento y proceso de consolidación de la industria del videojuego en España, no cabía la posibilidad de estudiar para ser diseñador, grafista -artista- o programador de videojuegos, la única vía era la autoformación a través del propio trabajo. En países como el nuestro, las propias empresas desarrolladoras de videojuegos invertíamos en formación del talento continuamente, era una parte del proceso y era constante, porque la fuga de talento también lo era. Las propias empresas ejercían como escuelas a falta de una formación reglada.
Esta industria se veía como algo temporal y pasajero. El sector era desconocido y cuando decías que trabajabas en videojuegos veías el desconocimiento reflejado en las expresiones de la gente. Y ahí llegaba la pregunta: «¿y de eso se vive?».
El ser humano juega, de una forma u otra, durante toda su vida y el entretenimiento ha sido, es y será una de las industrias de mayor crecimiento en el mundo que irá a su vez creciendo al ritmo que la población de ciertos países tengan acceso a una plataforma de juego, hoy en día la más común es un smartphone, accesible y cada vez más asequible por millones de usuarios también en países con economías emergentes.
Actualmente la industria del videojuego factura US$ 178 mil millones y emplea a un sinnúmero de personas a nivel global.
Atrás quedaron los tiempos de ser autodidacta y de sufrir durante años, habiendo hoy en día una gran variedad de universidades en el mundo donde estudiar Game Design, Programación, Diseño Visual o Producción de videojuegos. Ahora nos enfrentamos a otros retos, la especialización en los estudios, la adecuación de los programas al nivel de conocimientos concretos que requiere la industria, el aprendizaje práctico, que otorga una gran experiencia, una rápida empleabilidad y una progresión laboral más rápida en una industria donde la especialización es vital.
A nivel formativo en estos momentos se hace necesario un sistema donde los programas académicos se renueven y revisen continuamente y donde haya una cercana colaboración con la industria en cuanto al diseño y contenido de estos programas.
La profundidad del conocimiento es vital para que estos perfiles puedan también cambiar de industria en el futuro si así lo desean. La industria tecnológica ha terminado con los tiempos donde uno sabe un poco de muchas cosas, se terminaron las carreras comodín. En la era tecnológica la especialización es la clave.
La industria del videojuego tiene en la actualidad déficit de profesionales y se encuentra en un acordeón constante debido al ritmo de crecimiento global. No se forma suficiente talento con la calidad necesaria para el ritmo de crecimiento de la industria y la fuga de talento es continua ya que el sector se ha convertido en campo de reclutamiento para grandes empresas tecnológicas deseosas de aplicar estos conocimientos a todo tipo de productos. A su vez, estas industrias tecnológicas también tienen un gran déficit de talento en cifras preocupantes.
Al fin y al cabo, los profesionales que desarrollan videojuegos no dejan de ser expertos diseñadores de experiencias, artistas digitales o ingenieros de software que trabajan haciendo aquello que más les gusta, proyectos que suponen un gran reto en equipo y que exploran y empujan constantemente la tecnología y la capacidad de las personas. Son una fuente de conocimiento e inspiración para el mundo tecnológico y una cantera de gran valor para cualquier empresa tecnológica.
En el año 1998 lanzamos el que es hoy en día el videojuego más vendido de la historia de España a nivel global; Commandos. En el año 1999 Google reclutó por primera vez a uno de nuestros programadores, nos convertimos en una gran cantera de talento en los siguientes años para todo tipo de empresas tecnológicas.
En el 2022 llevaré 30 años en la industria del videojuego, y todavía me preguntan «¿y de esto se vive?».
Recientemente GAMEducation, (la Global Association for Media Education) ha hecho público su ránking europeo de mejores centros en los que crear videojuegos, y sitúa a U-tad en el sexto puesto de los mejores lugares del mundo para formarse en esta temática. GAMEducation revisa, vía LinkedIn, dónde trabajan los alumnos egresados de todas las universidades y en qué puestos para la elaboración de dicho ranking y sitúan a U-tad en la sexta posición mundial en calidad de puestos laborales de nuestros alumnos, y en empleabilidad.
En este QR puedes ver donde trabajan y viven los alumnos de U-tad. SÍ, DE ESTO SE VIVE.