A escala mundial, los datos indican que estamos ante una industria digital creativa en continuo crecimiento, pues ya factura más de 120.000 millones de euros y reúne a más de 2.000 millones de videojugadores. Según los datos de la Federación Europea de Software Interactivo (ISFE), en 2020 se gastaron más de 23.000 millones de euros en videojuegos en toda Europa. Esta cifra supone un aumento del 22% interanual y supone un crecimiento significativamente mayor que el de 2019, que creció un 3% en comparación con el año anterior.
También se espera que la industria de las competiciones de videojuegos o eSports crezca notablemente en los próximos años. El mercado mundial alcanzó una valoración de mil millones de euros en 2021, frente a los 947 millones de euros de 2020. La audiencia de los eSports también ha aumentado, pasando de 436 millones en 2020 a 474 millones en 2021 en los principales mercados europeos.
A nivel local, España cuenta con un ecosistema intrínsecamente dotado para hacer de nuestro país un destino de referencia en el mercado digital y en concreto, para el videojuego. En la actualidad nuestra industria genera 9.500 empleos directos y más de 23.000 empleos indirectos, la mayor parte dirigidos a gente joven. El videojuego da trabajo a profesionales que proceden del mundo de las artes: la literatura, el cine, el diseño o las artes plásticas, de ámbitos como la Arquitectura, la Historia, la Psicología o el Derecho.
En cuanto a consumo, nuestra industria ofrece una gran aportación a la economía del país. En 2020 facturó un total de 1.747 millones de euros, lo que supone un 18% más que el ejercicio anterior y nos sitúa entre los diez países con mayor facturación del mundo, junto a países de referencia como Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.
Ya somos una potencia en consumo y trabajamos para serlo también en lo que se refiere a desarrollo de videojuegos. La necesidad urgente de desarrollar la industria digital e innovar en un sector con un gran potencial requiere de nuevas infraestructuras, cultura digital, ideas innovadoras y apostar por el talento de las generaciones futuras. En España hay mucho talento que además se está puliendo en la formación superior, ya que en estos momentos hay más de 90 grados y postgrados impartiéndose en universidades y centros académicos. Nuestra tarea pendiente es crear un ecosistema empresarial sostenible que permita dar oportunidades a ese talento.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española incluye al videojuego como sector puntero en la economía digital para la recuperación. Asimismo, el videojuego ha sido incluido en la estrategia «España, Hub Audiovisual de Europa», como motor palanca para el contexto de reconstrucción. Esto supone un enorme reconocimiento institucional para el sector y una oportunidad para que la sociedad ponga en valor al videojuego. A su vez, ambas son oportunidades muy valiosas para impulsar medidas que sitúen a España como polo de inversión internacional y en un modelo competitivo de referencia.
Es crucial no perder de vista la oportunidad que nos brinda la llegada de fondos de Europa, de forma que podamos generar más y mejor empleo, al tiempo que trabajamos en retos futuros como la digitalización, la transición ecológica, la igualdad y la cohesión social y territorial. Con sus posibilidades laborales para jóvenes cualificados y su potencial de crecimiento futuro, países de nuestro entorno, como Alemania, Italia, Reino Unido o Francia, o más lejanos como Canadá o Estados Unidos han apostado por el papel estratégico del videojuego en la economía, por lo que España no puede quedarse atrás.
Para lograr esta situación es indispensable la colaboración público privada, de forma que administraciones, empresas, asociaciones y sociedad civil podamos trabajar en la misma dirección. Asimismo, desde la industria seguimos considerando que es necesario favorecer un entorno fiscal óptimo para potenciar un ecosistema atractivo que invite a la inversión en nuestro país. Es por ello que llevamos años insistiendo en la importancia de implementar incentivos fiscales a la producción de videojuegos, como ocurre en otros países de nuestro entorno, -como Francia o Reino Unido- y como ya se hace con otras industrias culturales en España- como el cine o las artes escénicas-, de forma que podamos competir en igualdad de condiciones.